Sucedió tan rápido que no dio tiempo al Colombiano de a
pie (la inmensa mayoría por cierto), de hacer un análisis del suceso, ni tomar
conciencia del impacto que tendrá el hecho en la correcta aplicación de la
justicia.
Me refiero obviamente a la elección del Dr. Montealegre ,
nuevo Fiscal General de la Nación, como remplazo en firme de la nefasta Vivian
Morales.
Sorprendió a todos la celeridad con que la C. S. de J.
definió al nuevo Fiscal, porque no esperaban que en la primera ronda de
votación el Dr. Montealegre sumara los 16 votos suficientes para su elección, y
especialmente por los antecedentes muy conocidos en la elección de Vivian.
Tal parece que el máximo órgano de justicia se ha
liberado o desintoxicado de algunos
odios y malas prácticas con la vinculación de los cinco nuevos magistrados, que
aún se mantienen incontaminados. Los nuevos aires que se respiran allí han dado
para que se presenten circunstancias positivas relevantes, como el producido
por la joven, hermosa y valiente Juez que levantó la orden de arresto contra el
Dr. Luis C. Restrepo, bajo la válida justificación de que no es posible
arrestar a alguien por supuestos o simple presunción.
También llama la atención las palabras del nuevo fiscal
que manifestó que “…trabajará contra la violación de los derechos humanos que
sistemáticamente se producen en el país”. Por definición se sabe que en
cualquier país del mundo, los violadores de los derechos humanos son las entidades
gubernamentales y en particular las fuerza militares y la policía. Luego su pronunciamiento
hace prever que el Dr. Montealegre se dedicará fundamentalmente a vigilar las
acciones del gobierno nacional, el ejército y la policía.
Cabe recordar que fue precisamente el nuevo fiscal el que
hundió un proyecto de ley de reforma a la justicia que presentó en su ocasión
el gobierno de Uribe Velez. Así mismo, durante su paso por la Corte
Constitucional se aprobaron algunas sentencias que pusieron al país en manos de
la subversión.
Contra mi escepticismo, abro un compás de espera a la
gestión del Dr. Montealegre, que con su cara de “Yo no fui” al menos presenta
una diferencia, fuera del género, con una Vivian pletórica de frialdad, cinismo
y arrogancia, signos de personas vengativas y duras, que además, tras sus
gafas, trataba de ocultar a la mujer ardiente y apasionada que en ella existe y
que la hacen más peligrosa para sus enemigos
y contradictores.
Mi tía Bertha, con la malicia y la sabiduría de la gente
pueblerina decía: “Mijo, el Pato se conoce por la cag…”, sí por eso que Usted
piensa!. Por ello tenemos que esperar lo que nos muestre el Sr. Fiscal
Montealegre en sus ejecutorias. Ojalá guarde la independencia que debe tener
frente a la C. S. de J. y se dedique a ejercer las funciones de su cargo sin
sesgos políticos, sectarismos, odios y viejas malquerencias.
¡Amanecerá y veremos!, dijo en cierta ocasión José
Feliciano.
Jayne el Villatero
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