miércoles, 11 de julio de 2012

LOS COLORES DEL CAMALEON


           “Las cosas que comienzan mal, terminan peor”.  (Baltazar Gracian)
Aparentemente calmadas las turbulencias creadas por la discutida, aprobada y tumbada (de manera inconstitucional)  Reforma a la Justicia que el señor J.M. Santos presentó por intermedio de su ministro Vargas Lleras como un proyecto de enmienda constitucional para crear un nuevo Marco (palabreja de  moda) para la rama judicial que le diera “mayor independencia y fortalecimiento institucional”, hoy queremos mirar fríamente los acontecimientos que rodearon este espinoso tema, que muestra claramente la debilidad, la desfachatez y el oportunismo del mandatario colombiano.
Las verdaderas torcidas intenciones que llevaron a presentar el fallido entuerto eran: 1) Sepultar el otro proyecto de reforma, que entre sus objetivos, limitaba el poder omnipotente de las altas cortes; reforzaba  a la procuraduría, contraloría y fiscalía; devolvía a los militares el poder juzgar a sus miembros por delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones y permitía el sometimiento y juzgamiento de los “honorables congresistas” a la justicia ordinaria, como a cualquiera de los ciudadanos que ellos altruistamente representan, y  2) Devolverles a los muy “Honorables” congresistas, el favor recibido por la aprobación del Marco para la Paz o mejor para las Farc
El proyecto fue craneado, presentado y promovido por el gobierno Santos, con el visto bueno del Concejo de Estado y el irrestricto apoyo de los partidos Liberal (rojo), Conservador (azul), Verde (obviamente verde) y Cambio Radical (rojo y azul), mas las Altas Cortes( negro) con quienes se negoció el proyecto de forma descarada.  Todos se relamían de contento por los favores que les prodigaba el gobierno central a través del dulce proyecto: ¡Mermelada de frutas tropicales para toda la tostada burocrática parlamentaria y las altas Cortes!
El proyecto pasó a ser conocido como el 12/70…. ¡se extendía el periodo de los magistrados a 12 años y a 70 años la edad de retiro forzoso!. También se le conocía como el de  La Felicidad Congresista… ¡no serian investigados por la fiscalía, ni la procuraduría, ni la contraloría, sino por una comisión integrada por jueces nombrados por la C.S. de J. que los juzgarían en una doble instancia sin detención preventiva y sin pérdida de su fuero… ¡inmunidad total y rampante!
En sus fases finales el proyecto fue analizado, corregido y defendido por el ministro de justicia Juan C. Esguerra, quien después de la etapa de conciliación pidió con vehemencia a los legisladores que votaran positivamente el proyecto (como efectivamente pasó), sosteniendo que se cerraba con broche de oro “el mejor periodo legislativo del congreso en muchos años”. ¡Claro que si… como no va a ser, si se aprobaron 146 proyectos de ley, la inmensa mayoría del gobierno!, es decir se aprobó casi un proyecto por día… ¡increíble, maravilloso!
 ¡Pero…oh sorpresa!..., ya aprobado el proyecto, el señor Santos en otra de sus coloridas volteretas camaleónicas, salió indignado (¡por supuesto!) a decir que el gobierno había sido engañado y que se cambio radicalmente el contenido de la original propuesta gubernamental… ¡Cobarde Mentiroso! ¿Cómo así?... ahora resulta que los culpables son los 12 de la Comisión de Conciliación, que fueron elegidas por partes iguales por Juan M. Corzo (presidente del Senado) y Simón Gaviria (presidente de la Cámara), leales escuderos presidenciales.  Pero resulta y sale, como decía mi tía Bertha (que Dios tenga en su gloria), que los Doce del Patíbulo cumpliendo con su función, escogieron el 99% de  los artículos previamente aprobados por Senado y Cámara, y solamente hicieron una mezcla en lo atinente con el juzgamiento de los aforados por la C. S. de J. (realmente una minucia!).  De los artículos seleccionados, la mayoría eran de los  aprobados por el Senado, donde se realizaron seis de los ocho debates requeridos para sacar adelante el proyecto.  Después presentaron su Informe de Conciliación que fue revisado por el Sr. Esguerra (Min. Justicia) y el Sr Rengifo (Min Gobierno), quienes en nombre de Gobierno le dio su beneplácito.   Posteriormente pasó a plenarias en  Cámara y Senado donde fue aprobado por una aplastante mayoría.
Fue la indignación nacional la que hizo que el Sr. Santos se pusiera amarillo (el color que le faltaba) por miedo, que no de la vergüenza, y diera esa voltereta por demás  muy peligrosa para su relación con el Congreso y los integrantes de la Unidad Nacional. El Sr. Santos en su desesperación invoca La Razón de Estado, una creación de Nicolás De Maquiavelo, que sostiene que se puede objetar un acto legislativo cuando es contario al alto interés del estado… ¡Desfachatez que raya en un acto terrorista contra la Constitución y la Democracia!.. Llamó al Congreso a sesiones extras para tumbar el acto, que fue sepultado en una sola y veloz sesión.  El problema es que el presidente no puede objetar un Acto Legislativo y tampoco puede debatirse su revocación en un periodo extraordinario, pues los proyectos sólo pueden debatirse en dos periodos legislativos ordinarios y consecutivos.  Al  convocar al Congreso a sesiones extraordinarias para sepultar el acto legislativo de marras se incurrió en una violación flagrante a la Constitución, y los participantes en ella incluidos los convocantes pueden ser sancionados, inclusive con pérdida de la investidura… ¡Claro que esto no sucederá!... Hasta el mismo Fiscal se anticipó a decir que  tumbaran el adefesio, que no pasaría nada, haciéndose tácito vocero de las Cortes, en un claro e indebido prejuzgamiento…¡Pero se consumó impunemente un acto violatorio de la Constitución y se despilfarraron $3.500 millones de pesos que bien pudieron servir para tirar un salvavidas al Sistema de Salud, que se ahoga en las turbias aguas de la decidía, el robo y la estupidez del gobierno.  
Son varios los ganadores con este bochornoso espectáculo gubernamental -  parlamentario: el Polo Democrático que siempre se opuso al proyecto, el Mira que estuvo apartado, y los Congresistas que se separaron de los confabulados, como Juan Lozano, Miguel Gómez M., Juan C. Vélez, entre otros.  Ellos salvaron su reputación y subieron en la escala  moral y de preferencia electoral.
El gran perdedor y culpable de esta vergüenza es el Sr. Juan M. Santos, que para aparecer como el inocente engañado sacrificó al Sr. Juan C. Esguerra haciéndolo renunciar y aparecer como inepto mediador entre el Gobierno y el Congreso.  Pierden los doce de la Comisión de Conciliación puestos ante la picota pública por la gran prensa amarillista y el gobierno, como tramposos de la peor calaña, cuando sólo se limitaron a cumplir con sus funciones y las directivas del Gobierno central.
 También  pierde el País, el ciudadano común y corriente, que cada día ve atropellados su derechos y que con resignación acepta la catarata de adefesios, desafueros y exabruptos como la Ley de Víctimas, la Ley de Tierras, la Ley Marco para las Farc, la Ley de Adictos como enfermos, La Ley de Unión de Cotización para Pensión, la Ley de las 100.000 Viviendas gratis con PC a bordo, y la ya tristemente célebre Reforma a la Justicia. Todo ello unido  a la ineptitud y veleidades del Presidente, que hoy se sentará a debatir si despeja el Cauca a favor de los narcoterrorista de las Farc, llevarán al País al precipicio de la corrupción y al desastre económico.
¡Que mi buen Dios nos tenga en sus manos y se apiade de Colombia! …AMÉN !. 


Jayne El Villatero.