Con motivo
de la elección del posible remplazo de Eduardo Merlano en el Congreso, destituido por el Procurador General, que
sería Astrid Sánchez Monte de Oca hermana de Odín Sánchez quien se encuentra
preso por su relación con Paramilitares, se han levantado “voces indignadas” en
el Poder Legislativo por la relación filial de la posible nueva congresista y
el político preso. ¿Acaso es delito ser familiar de una persona presa por sus
presuntas relaciones con delincuentes?
Esta
conmoción de los congresistas (¡ahítos del dulce manjar de las prebendas que
les entrega el gobierno Santista!), no es más que un sofisma de distracción
para ocultar sus actividades en la presente legislatura, encaminadas a
estructurar una Ley que le permita a los criminales narcoterroristas de las
Farc el ingreso directo al Congreso sin los afanes e incertidumbres de
elecciones libre y democráticas.
El origen
de esa infame propuesta que se abre paso en el máximo órgano legislativo es la “preclara
inteligencia” del mamerto Fiscal
General, que además propone impunidad total con el perdón y el olvido de sus
violentas acciones. A esto se suman los incentivos y dádivas sociales,
políticas y económicas que tendrían los bandidos de la guerrilla comunista.
Tal parece
que en Colombia la delincuencia tiene sus categorías. Las Farc son asesinos y
delincuentes de Primera clase; los paramilitares de segunda; las Bacrin y la
delincuencia común son de tercera para abajo. Esto es claro de ver porque a los
Paramilitares se les exigió desmovilización, entrega de armas, reparación a víctimas
y declaración de toda la verdad de sus acciones; pero además en el Congreso se
estudia un proyecto de Ley que los castigue duramente con penas hasta de 40
años de cárcel si se niegan a decir la verdad. Por el contrario, de manera
extraña y sospechosa, a la guerrilla narcoterrorista no se le exige nada y en
cambio se les ofrece la posibilidad de integrarse plenamente a la sociedad
colombiana con todas las posibilidades abiertas, si se llega a un acurdo de paz
con el gobierno. En esto también tiene que ver mucho el izquierdista Fiscal
General, que ha sostenido públicamente en diversas ocasiones, el exabrupto de que
la Paz está por encima de la Justicia, en contravía de los dogmas jurídicos,
morales y del parecer de todos los organismos e instituciones de derechos
humanos, de justicia y reparación. El Fiscal quiere una Paz como la de Cuba,
Corea del Norte y hasta de los campos de concentración: sin libertades, sin esperanzas,
sin bienestar y sin desarrollo de iniciativas personales. Una Paz totalitaria
como la expuesta por la vetusta y anacrónica ideología bolchevique socialista,
sería la que se suscribiría con la caterva de criminales en las reuniones de
Cuba. Esa es la base de la propuesta de las Farc.
¿Qué es lo
que busca el insensato y femínio Presidente Colombiano con la farsa burlesca
que ha montado con las Farc?... ¿Qué pasó con su dura posición frente a la
guerrilla narcoterrorista cuando era Ministro de Defensa?... ¿En dónde quedaron
sus promesas electorales de combatir hasta el exterminio a esa banda de
delincuentes y criminales?
Creo que esas
preguntas se podrían responder así: El Sr. (¿.?) Santos sólo busca figuración
personal internacional, quiere publicidad y florituras de admiración que
satisfagan su miserable ego, acorde con su dudosa hombría. Engañó a los
colombianos y al Presidente Uribe con sus posiciones y manifestaciones contra
las Farc, los Castros y Chávez para acceder a la Presidencia y desde allí
revelar sus verdaderas y torvas intenciones, que no son otras que las de emular
al Comandante y Camarada venezolano, por quien siente una inocultable
admiración y una irrefrenable atracción.
Las
fementidas reuniones de Oslo y La Habana no llegarán a un puerto seguro porque están
montadas sobre intereses personales, la burla y la mentira
¡Es una
doble moral sucia, asquerosa y miserable la que manejan todos los poderes del
Estado Colombiano!... ¡Qué vergüenza!
Jayne El
Villatero.