miércoles, 29 de junio de 2011

¡ BARRANQUILLA ES MI CIUDAD!

Panorámica de la ciudad
Antes que nada quiero pedir a todos mis amables lectores y amigos, que entiendan y toleren estas notas llenas de recuerdos. Hace poco desde mi cama, a donde me llevó una fuerte afección ya superada, veía por la ventana del cuarto en mi apartamento ubicado en un sexto piso, un horizonte recortado por unas verduscas montañas, un nublado cielo blanco con gris y unas edificaciones monocromáticas rojizas,  bajo el intenso frío de la sabana y una pertinaz llovizna. Allí me entró la nostalgia por mi Barranquilla del alma, con sus radiantes días en un horizonte sin fin,  el inmaculado y perfecto azul del cielo y su refrescante brisa que mitiga un poco el calor del mediodía. Recordé las irregulares calles de mi viejo barrio, Villate, y el palo de Guayacán del frente de mi casa. Me vi sentado en el patio de esa casa paterna bajo la cómplice sombra de los palos de mango, guanábana y noni , escuchando el parloteo intrincado de las guacamayas y el grito jubiloso del gallo después de consumar cada  una de sus rápidas hazañas amorosas. Sentí la champeta de las casas del frente, el vallenato de los vecinos en el fondo del patio y los viejos boleros del ex-policía con ínfulas de grandeza. No faltó el pregón de los vendedores de frutas, verduras,  bocachico y de El Heraldo. Los ladridos de los perros disputándose el favor de una perrita caliente y el madrazo sonoro de alguien echándolos de sus predios. ¡¡Qué días esos en mi bella Curramba!!
Hoy pienso que todavía está vigente el dicho popular: "Uno no es de donde nace, sino de donde se hace"... Donde "se hace" es para mí el lugar donde uno vive y crece; donde se aprenden los valores familiares, morales y sociales más altos; donde se estudia hasta dominar un oficio, un arte o una profesión; donde se aprende amar, a compartir con amigos y a perdonar; donde se forma un hogar con la mujer ideal para ver nacer y crecer a nuestros hijos... ¡eso es Barranquilla para mi:  mi hogar,  mi casa,  mi ciudad!
Entonces, para mi es imposible olvidar esos interminables partidos de bola de trapo con las líneas de la Mona, los burros de la Ceiba y de las Tablitas,  los "niños bien" de la calle de la Sociedad, los bacanes de San José, San Felipe y del Valle. Como no recordar la Escuela No. 10, el Colegio Carlos Meisel y el sin igual Colegio Barranquilla para Varones; esos inolvidables bailes de Carnaval en La Redonda y A Pleno Sol en Cevillar, Trampa para solteros, Polvorín en San Jose, Bocatos de Boston, Chacleteando el Carnaval en el Silencio, La Matecaña, y en el estelar Mi Kiosquito; mis tempranas incursiones a Estaderos y otros sitios no santos como El Veracruz, La Casa Rosada, La Deportiva de Villate, La Gardenia Azul, La Charanga, Maria la O, La Cien, El Bronx Casino, El Taboga, La Bolsa, El Comercial, El Boricua, El Colón, El Bulerías, La Troja, y otras decenas de sitios sabrosos!
En fin, seria interminable este recuento de mis nostálgicos recuerdos. Sólo se que he de volver muchas veces más a mi amada Ciudad, a mi barrio y a mi casa... y que algún día, ojalá bien lejano, cumpliré mi máximo deseo, mi gran realización: ser parte del suelo, de la tierra de mi amada Barranquilla allí al lado de Papá y para ese tiempo, seguramente, también de Mamá. Será cuando la malquerida Muerte pueda arrancar, sólo de mi corazón y de mi mente, estos recuerdos de mi tierra; ¡pero nunca, nunca los podrá arrancar de mi alma, donde los llevaré por toda la eternidad!.
 Jayne, El Villatero